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Saturday, September 02, 2006

Palabras de la Comisión Sexta del EZLN para el Segundo Encuentro Indígena Peninsular

Agosto del 2006.





Compañeras y compañeros:

Agradecemos a la Coordinación Indígena Peninsular y al Congreso Nacional Indígena el que nos hayan dado un lugar en este encuentro.

También agradecemos a los compañeros y compañeras de Candelaria, Campeche, por ser la sede en donde se encuentran y caminan nuestras palabras y pensamientos.

Ésta es nuestra palabra como indígenas zapatistas que somos, no sólo saludando la raíz maya que nos une a los pueblos indios que dignifican los suelos y cielos en Quintana Roo, Yucatán y Campeche.

También con la gran raíz que nos hace uno con todos los indígenas de nuestro país.

Si antes en el Congreso Nacional Indígena habíamos encontrado a la dignidad indígena que con diferentes lenguas, culturas y modos, lucha por nuestros derechos, ahora en la Otra Campaña hemos encontrado a más pueblos indios y a otras compañeras y compañeros que son quienes son abajo y a la izquierda.

Nuestra causa como pueblos indios se mantiene viva y presente gracias, entre otras cosas, a los compañeros y compañeras del Congreso Nacional Indígena, especialmente los pueblos indios de la región Centro Pacífico.

Con ellos hemos entrado en este nuevo paso que busca construir una nueva forma de hacer política, anticapitalista y de izquierda, levantar un programa nacional de lucha y una nueva constitución, y que llamamos la Otra Campaña

En este movimiento estamos aprendiendo a decir compañera y compañero al obrero y la obrera, al campesino, al estudiante, al maestro, a la mujer adulta, joven y niña, al anciano, al niño, al empleado, al artista, al intelectual, al religioso comprometido, al diferente en su preferencia sexual, al joven, a muchas personas que son despojadas, explotadas, despreciadas y reprimidas por un sistema que ha hecho del dinero su ley y de la simulación su doctrina.

Diferentes como somos, hemos encontrado una igualdad al buscar y encontrar al responsable de nuestros dolores: el sistema capitalista.

Nuestras luchas particulares no se han perdido, han crecido no sólo porque unieron su coraje a otras, también porque establecieron quién es el enemigo y decidieron enfrentarlo.

Nuestra lucha por la libertad, la justicia y la democracia sabe ya que no son posibles en el sistema que se ha impuesto a sangre y fuego en nuestro país.

La libertad que les ha sido arrebatada a nuestras compañeras y compañeros presas y presos de Atenco, y a los cientos de presos y presas, desaparecidos y perseguidos políticos en nuestro país.

La justicia que se le niega al pueblo oaxaqueño que, en la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca, demanda la salida del mal gobernante Ulises Ruiz.

La democracia que se convirtió en fraude y burla descarada en las pasadas elecciones presidenciales, y que está a punto de convertirse en la tumba de la vía electoral.

Quienes estamos en la Otra Campaña buscamos construir otra libertad, otra justicia y otra democracia.

Sabemos que para eso debemos destruir el sistema capitalista y buscar, juntos, otro país.

En el trayecto, hemos de construir también nuestro espacio como diferentes, defendiendo nuestra identidad e historia.

Como pueblos indios que somos esta construcción no puede dejarse de lado o subordinarla.

Tiene su propio paso, su propia lógica, su propio destino.

Así lo hemos visto dentro de este gran movimiento, donde algunas personas siguen sin ver nuestra diferencia y la de otros y otras, y quieren imponer su visión y su decisión.

Así que, lejos de los medios de comunicación y de los asuntos “importantes” para allá arriba, dentro de la Otra Campaña seguimos avanzando como pueblos indios, nos reunimos, nos encontramos, hacemos nuestros acuerdos y vamos construyendo una identidad, la nuestra, dentro de la Otra Campaña y de nuestro país.

También, como zapatistas, seguimos abriendo el corazón y el oído para el pensamiento de quien con nosotros lucha.

Sin hacer bulla, nuestro oído recoge palabras de diferentes suelos y realidades, pero todas de abajo, de izquierda.

Con ese pensamiento compañero estamos preparando nuestros siguientes pasos.

Este encuentro de pueblos indios, ahora en las tierras mayas de la península, es parte de este proceso que caminamos.

Y aquí está nuestra palabra.

Mientras arriba el ruido y la prisa de los poderosos tratan de imponer otra vez a un mal gobernante, entronándolo con la mentira y el desprecio.

Mientras se dice y repite que sólo cuenta la mirada y la voz que hacia arriba apuntan.

Mientras se difunde entre corazones buenos y nobles que nada importa si no sigue al movimiento que a estar arriba aspira.

Mientras por todos lados se compra y consume la mentira que impide la mirada crítica y el análisis profundo.

Mientras se vuelve a olvidar el color que somos quienes somos el color de la tierra, incluso por aquellos que dicen buscar el bien de todos.

Mientras allá arriba se miran entre ellos y entre ellos nadie se escucha.

En estos tiempos de ruido y confusión, vuelve la palabra que somos a encontrarnos con los que son como nosotros.

Nosotras, nosotros, las zapatistas y los zapatistas del EZLN, sabemos junto con ustedes que el mañana se pare en la noche, en el silencio, en la sombra.

Sabemos que la gran sostenedora del mundo, la Ceiba, la madre, tiene sus raíces en lo de abajo, en lo profundo, en lo que no se ve; y que de ahí se levantan y sostienen el mundo y los cielos que se ven y admiran.

Y así es nuestro pensamiento.

El pensamiento que somos mucho tiempo pasa y camina en nuestro corazón, antes de hacerse palabra y camino que invita a un destino para los que abajo son con nosotros.

Y mucho desespera éste nuestro modo a quienes apura y mueve el ruido de arriba.

Si no caminamos a la velocidad y en la ruta de los que arriba son, dicen que no existimos, que caímos, que morimos, que ya no más, que nos equivocamos, que desaprovechamos, que perdimos.

Pero nosotros, nosotras, sabemos que siempre que hemos caminado al ritmo de arriba y hemos buscado un lugar para nuestra palabra entre quienes son el Poder o aspiran a él por el camino que el Poder establece, perdemos.

Sabemos ya que no es arriba, ni en el tiempo ni en el espacio, donde encontraremos lo que buscamos, necesitamos, merecemos.

Aprendimos. Sabemos ahora.

Es con quienes son como nosotros porque son diferentes.

Allá arriba nos ofrecen un camino lleno de luces, prestigio, fama, aplausos, saludos de quienes tienen como trabajo el pensamiento y la palabra.

Pero ese camino no va a dónde nosotros queremos ir.

Si lleva a otro lado, ¿por qué habríamos de sumar nuestro paso al de otros, por muchos que sean esos otros, en el camino que arriba trazan?

Aprendimos. Ahora sabemos.

El lugar en donde nuestro paso encontrará libertad, justicia y democracia, no existe.

Tenemos que crearlo.

Y tenemos que hacerlo con otros diferentes en su dolor y su historia, pero igualados por el que nos roba y oprime, el que nos desprecia y explota.

Y en ese lugar tiene que estar el color que somos de la tierra con su propio paso, con nuestro modo.

Compañeras y compañeros:

Aquí, en estas tierras mayas, recordamos a la Ceiba madre y la historia del pensamiento que en su cuerpo se abraza. Y la contamos con las palabras de quien fue jefe nuestro y que llevó en la sangre la dignidad de los indígenas mayas. Ésta es…

La historia del Pensamiento.

Contaban los más antiguos de nuestros ancestros, los ancianos sabedores de nuestros pueblos, que los más grandes dioses, los que nacieron el mundo y lo echaron a andar para que luego fuéramos nosotros quienes lo camináramos, habían dejado todo sin terminar.

Y no lo hicieron así porque fueran holgazanes o porque se hubieran distraído en la bailadera.

Así era su plan de por sí, porque los mundos terminados y completos son los que de arriba imponen quienes hicieron dios al dinero y sacerdotisa a la estupidez humana que cada tanto, como ahora, con la mentira se hace gobierno.

Así que fueron muchas las cosas que quedaron pendientes en el mundo primero que hicieron los dioses más de antes, los que nacieron el camino.

Se dice, por ejemplo, que el pensamiento no se nació en los dioses.

O sea que el pensamiento no nació así como ahora lo conocemos, sino que apenas fue una semilla que quedó ahí para que la tomara el que fuera y la naciera y le diera forma y modo y camino y destino.

Y fueron entonces muchos los pensamientos que desde entonces se nacieron. Y no sólo uno o unos cuantos, sino que tantos como colores fueron pintando el mundo en el que fuimos y somos.

Y así está, por ejemplo, el pensamiento de que sólo importa uno o una, que el colectivo no vale, no cuenta, que hay que buscar el bien individual aunque sea a costa del mal colectivo.

Y éste es el pensamiento que ahora manda y es gobierno y verdad impuestos en nuestras tierras indias.

Y éste es el pensamiento que busca exterminarnos como lo que somos y trata de convertir en mercancía nuestra historia, nuestra cultura, nuestra tierra, nuestra dignidad.

Pero este pensamiento se viste con muchas ropas que engañan, que esconden su maña.

Y a veces se viste con ropa de libertad, y miente.

Y a veces con vestido de justicia, y miente.

Y a veces con manto de democracia, y miente.

“Igualdad” dice el que está arriba porque con nuestro dolor se enriquece.

Y la libertad que promete es la que busca para comerciar con nuestra sangre.

Y la justicia que defiende es la que lo deja sin castigo y persigue al que abajo no se rinde.

Y la democracia que proclama es la de la resignación frente a los diferentes rostros del mismo Poder que nos roba, nos explota, nos desprecia y nos persigue.

Pero hubo y hay otro pensamiento.

El pensamiento que sabe que no es igual el que arriba vive de nuestra sangre y el que abajo hace andar el mundo con su trabajo.

El pensamiento que conoce la historia de lucha que abajo duele.

El pensamiento que busca construir otra cosa, otro mundo.

El pensamiento que no se conforma con lo que los ojos ven y oyen los oídos, sino que empieza a mirar y a escuchar lo que no aparece ni sonido tiene.

El pensamiento que anima a nuestras compañeras y compañeros presas y presos de Atenco, y con el que resisten a la injusticia y al olvido.

El pensamiento que enarbolan nuestros compañeros y compañeras de Oaxaca, que luchan por librarse del mal gobierno que los oprime.

El pensamiento que camino se hace en quienes han hecho suyo una nueva forma de hacer política que ni mira ni aspira ni suspira por el arriba que nos desprecia.

El pensamiento que como pueblos indios y como zapatistas del EZLN luchamos.

Compañeras y compañeros:

La leyenda indígena maya que cuenta que la Ceiba madre, la sostenedora del mundo, hunde sus raíces en el inframundo y sobre esa fuerza levanta y sostiene los cielos, no sólo mira hacia la historia que fuimos, también apunta hacia lo que somos y seremos en el mañana que nuestro paso y el de otros tiene.

Como zapatistas que somos, como pueblos indios de raíz maya, como compañeras y compañeros de lucha, saludamos las palabras y las historias que aquí se hablan y encuentran.

Y aquí decimos:

El mañana de libertad, justicia y democracia que necesitamos y merecemos, tendrá el color que somos de la tierra, o no será.

Reciban, compañeros y compañeras, el saludo de nosotros, nosotras, lo más pequeño del mundo que ahora sólo es pensamiento y paso en la sombra, pero que ya asoma a otra madrugada, una que desvista de miedo y vergüenza a la mañana.

¡Con los pueblos indios!

¡Libertad para las presas y presos de Atenco!

¡Justicia para el pueblo de Oaxaca!

¡Democracia para el México de Abajo!

Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena- Comandancia General del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Por la Comisión Sexta del EZLN.

Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Agosto del 2006.

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